La canción todavía resuena en mi cabeza, aún te escucho reír mientras bailamos en tu coche al ritmo de la música, al ritmo de esa canción, al ritmo de nuestras
carcajadas.
Mientas, en mi cabeza sonaba una frase de aquel libro…
<<Y en ese momento juro que
éramos infinitos>>
Y quería que así fuese, quería que su sonrisa fuese infinita, quería que su
mano, agarrando la mía, no me soltase
nunca, quería que la música sonara eternamente.
Y en ese momento, en ese preciso instante lo supe; no quería que aquel viaje
terminase…Pero ¿Por qué tenía que hacerlo? Dadnos kilómetros que los
llenaremos de música y risas.
Hagamos de esta felicidad la banda sonora de nuestra vida.