Te dejo, Londres.
Te dejo pensando en un retorno y una promesa. Quizás en un mundo paralelo no
duela tanto, pero nunca lo sabré y siempre nos quedará ese café que nos tomamos
tú y yo a solas.
Oh Londres,
Me enamoraste,
casi sin querer, despacito. Eso y mierda es lo mismo, decías al caer la noche
mientras te confesaba mi amor, pero no tienes ni idea ‘colega’, mierda son
estas ganas infinitas de vivirte, de quedarme y perderme en ti.
Oh Londres,
Cuanto más lo
pienso, más te amo.
Nos volveremos a
ver, nos prometimos. Pero hasta entonces no me queda más que refugiarme en ese
mundo paralelo, en el que me pierdo en tus calles, en el que nos juramos amor
eterno y nos fundimos en uno.
Oh Londres,
Ciudad de las
historias infinitas, de los sueños que están por cumplir, de momentos sin
respiración.
Y yo he de hacer
tripas corazón y volver a eso que llaman casa.
Pero casa es donde
el corazón está y yo te presto el mío.
Necesito borrar
ese beso con rabia y ganas del principio del libro y escribir
–rogando por que seas tú quien relea esta
historia–
"Londres, 30 de Noviembre de 2014"
Oh Londres,
siempre serás mi debilidad.