- ¿Y no te da miedo dar el “Sí quiero”?
- Bueno, llevo semanas ensayando. En el espejo, en
la ducha, mientras cocino, mientras conduzco…
- ¿Y qué esperas con eso?
- Quitarle importancia a esas dos palabras.
Hacerlas que suenen familiares
- Entiendo…
- Verás, lo que tú y todos los invitados oiréis será
“Sí quiero”, pero en mi cabeza sonará “Tuya para siempre”
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