jueves, 31 de enero de 2013

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Cuando estoy contigo, es como si nublases todos mis sentidos...

"Cuando estoy contigo no puedo oler más que tu aroma, no puedo ver otra cosa que no sean tus ojos color miel. Cuando estoy contigo no puedo oír más que tu voz, no puedo saborear nada más que tus labios y no puedo tocar más que tu piel" 

martes, 15 de enero de 2013

Darse cuenta


"Me levanto por la mañana.
Salgo de mi casa.
Hay un socavón en la acera.
No lo veo
y me caigo en él.
Al dia siguiente
salgo de mi casa,
me olvido de que hay un socavón en la acera,
y me vuelvo a caer en él.
Al tecer día
salgo de mi casa tratando de acordarme
de que hay un socavón en la acera.
Sin embargo,
no lo recuerdo
y caigo en él.
Al cuarto día
salgo de mi casa tratando de acordarme
del socavón en la acera.
Lo recuerdo y,
a pesar de eso,
no veo el pozo y caigo en él.
Al quinto día
salgo de mi casa.
Recuerdo que tengo que tener presente
el socavón en la acera
y camino mirando al suelo.
Y lo veo y,
a pesar de verlo,
caigo en él.
Al sexto día
salgo de mi casa.
Recuerdo el socavón en la acera.
Voy buscándolo con la mirada.
Lo veo,
intento saltarlo,
pero caigo en él.
Al séptimo día
salgo de mi casa.
Veo el socavón.
Tomo carrerilla,
salto,
rozo con la punta de mis pies el borde del otro lado,
pero no es suficiente y caigo en él.
Al octavo día,
salgo de mi casa,
veo el socavón,
tomo carrerilla,
salto,
¡llego al otro lado!
Me siento tan orgulloso de haberlo conseguido
que lo celebro dando saltos de alegría…
Y, al hacerlo,
caigo otra vez en el pozo.
Al noveno día,
salgo de mi casa,
veo el socavón,
tomo carrerilla,
lo salto
y sigo mi camino.
Al décimo día,
justo hoy,
me doy cuenta
de que es más cómodo
caminar…
por la acera de enfrente.”


Jorge Bucay.

miércoles, 9 de enero de 2013

Oh, pero yo no soy una señorita



Debería usted saber que soy un alma libre y rebelde...

Me gusta correr por el prado y bajar colina abajo, mientras se espera de una señorita que disfrute de una tarde soleada. Me gusta leer en voz alta para que las historias sean un poco más reales y no estén solo en mi cabeza. Me gusta reír a carcajadas, vestir con vaqueros y converse. Me gusta jugar con la comida y comer chuches. Me gusta mirar los labios de la gente cuando habla. Me gusta mirarme los pies cuando ando. Me gusta bailar antes de ducharme. Me gusta tomar el sol y quemarme. Me gusta andar descalza. Me gusta hablar en inglés y me gusta recitar poemas. Me gusta escuchar música alta. Me gusta que me susurren y más en inglés. Me gusta la lluvia, porque limpia mi camino. Me gustan las nubes. Me gusta el agua del mar. De hecho, me gusta mi nombre porque soy como la misma palabra: Cristalina, azul y tranquila. Me gustan mis ojos y no se por qué. Me gusta el olor a hierba mojada y a gasolina. Me gusta chupar los helados y nunca morderlos. Me gusta comer chocolate y dejar que se derrita en mis dedos. Me gusta que me cuenten historias. Me gusta la nieve. Me gustan los animales y la naturaleza. Y me gustan las flores, sobre todo las rosas.