sábado, 24 de noviembre de 2012

M.




Me llaman loca, pero yo prefiero llamarlo

 "Curiosa manera de ver la vida"



viernes, 23 de noviembre de 2012

Feliz Navidad (Y ojalá que os traigan vuestra dosis de egoísmo anual)


Hoy he tenido una conversación bastante…¿Cómo llamarlo?...Ah, sí, curiosa.

Estamos en crisis, y esto es ya una realidad bastante evidente. Los ricos son más ricos, y los pobres…mucho más pobres. Se ha abierto un, llamémoslo, agujero negro entre estos dos grupos, diferenciados principalmente por su nivel adquisitivo. Y como se acerca la navidad, pues me he puesto a pensar en el egoísmo natural del ser humano.  
Esta Navidad, como la del año pasado, y la anterior y mucho tiempo atrás, esperamos que debajo de nuestro árbol aparezcan infinitos regalos (absurdos, la mayoría de las veces) Pero aún nos parecerán pocos y querremos ir corriendo a casa de nuestros tíos, primos, abuelos y demás familiares para multiplicar el número de regalos absurdos (Seguro que es porque nuestras estanterías están vacías y queremos que queden bonitas con chorradas varias, y no porque siempre queramos más que el vecino).
Hasta aquí espero no haberme equivocado mucho. El problema viene cuando, después de haber visitado a tus familiares, vuelves a tu casa, cargado de bolsas y deseando llenar esas estanterías vacías de tu habitación, y pasas por delante de alguien que no tiene que comer en ese día y que lo único que puede hacer es ir a hacer cola a un comedor social. Pero la mayoría ni nos damos cuenta, porque probablemente vayamos pensando en el pavo calentito que me habrá preparado la abuela, o en la comida tan rica que tenemos preparada en el restaurante.

¿Qué hay de esos niños que no tienen ni un solo regalo en día de Reyes? Pero lo más duro aún, ¿Qué hay de esos mismos niños que no tienen ni para comer? Probablemente dentro de poco se queden sin casa. Pero todo esto no lo vemos, porque, como decía Homer en la famosa serie Los Simpsons “Si no lo veo no es ilegal”, aunque yo lo cambiaría por un “Si no lo veo haré como que no pasa” y nos pasamos nuestra vida con una venda en los ojos.  
Ojalá hubiese más padres que concienciaran a sus hijos sobre la situación actual y les hiciesen entender la gravedad del asunto, en lugar de llenar las estanterías con más regalos.

Así que yo, este año, voy a pedirle a los reyes UNA sola cosa y además, un cheque simbólico del dinero que consideren ellos para repartirlo entre las diferentes asociaciones que se encargan de dar de comer y vestir a esas personas que, por cualquier circunstancia, no puedan permitírselo. Y si todos pusiésemos nuestro granito de arena podríamos crear una montaña.

La decisión es vuestra. Podéis seguir caminando con la venda en los ojos o quitárosla y ayudar.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Yo creo en las segundas oportunidades.


La reflexión de hoy es sobre esos animales de compañía que te ofrecen amor incondicional.

Mi amor por los animales viene de lejos. Cierto es que esos que tienen más de 4 patas me dan bastante repelús. En cambio, cualquier animal peludo llama mi atención.
Recuerdo cuando era pequeña y mi amiga Laura y yo corríamos a jugar con cualquier perro que apareciese por la calle. Nos acercábamos al dueño y preguntábamos: "¿Muerde?"
En fin, que soy una pesada y no llego a lo que quiero contaros...

Hace unas 3 semanas tomé una decisión que, sinceramente, me ha marcado. Ha marcado un antes y un después en mi vida. Si antes me gustaban los animales, ahora incluso más. Me ha hecho ser más fuerte. He aprendido muchas cosas y espero seguir aprendiendo. Hace tres semanas, como iba diciendo, me apunté como voluntaria en la protectora de animales de mi ciudad. Jamás me imaginé que cuidar de perros diera tanto trabajo, pero así es, y lo cierto es que no hay suficiente gente para tantos perros. Poco a poco me he ido aprendiendo algunos nombres y algunas historias horribles...
No puedo evitar que se me llenen los ojos de lágrimas al escribir esto, imaginando lo duro que habrá sido para algunos animales el hecho de haber sido abandonados, tirados en la calle, pasando frío, hambre y soledad.
Pocas cosas odio yo en este mundo, pero una cosa tengo clara y es que todo ese odio lo dirijo a esos "dueños", por llamarlos de alguna manera, que se cansan de sus animales y los largan de su casa. Esas personas merecen vivir con esa pena eternamente. Para mi, abandonar a tu mascota es casi tan grave como matarla.
Al contrario de lo que la gente cree, los perros que hay en la protectora no son nada agresivos, ni violentos, ni muerden. Son tranquilos, juguetones, amigables...son perros. A pesar de todo lo que han vivido, siguen allí, dispuestos a jugar cada vez que quieras, moviendo el rabo. Siguen allí, esperando una segunda oportunidad.
Si el mundo fuese justo, la mayoría de esos perros a los que paseo los domingos, deberían estar en una casa, con una familia. Pero todavía hay gente que prefiere comprar sus mascotas porque quieren que sean preciosos, altos y con tonterías varias. Creedme cuando os digo, que los perros más simpáticos son los que no tienen raza, pero tienen cuatro patas, pelo y rabo como todos los perros. Cariñosamente los llamo "lindos pulgosos" y creo que saqué esto de la película de "La Dama y el Vagabundo" de Disney. Y me baso en mi experiencia personal...


Hace un año, fuimos a un veterinario a llevar a mi ninfa papillera porque llevaba varios días sin cantar y estaba como triste. Una vez allí, vimos a 4 cachorros que dormían sobre periódicos mojados. Uno de esos cachorros levantó la cabeza, y al vernos a mi hermano y a mi, se levantó y fue corriendo al cristal para jugar. Tenía una mancha rosa en la nariz y jugaba a cogerse la cola mientras ladraba. En ese momento, algo en mi interior de dijo que esa perra tenía que venirse conmigo. Llamé a mi madre y vino a verla. No miento si digo que esa perra enamoraba a primera vista. La adoptamos y le pusimos de nombre Kira, que es el equivalente en ruso a Helena en griego, que significa "Luz". Un año después, ella es la única que salta corriendo cuando toco a la puerta para venir a saludarme, es la única que cuando me ve llorar, viene y se sienta a mi lado, es la única que, a su manera, me entiende. Y jamás, repito jamás sería capaz de abandonarla.








Yo creo en las segundas oportunidades, 
y esos perros se la merecen más que nadie.