martes, 25 de diciembre de 2012

Flames

¿Qué pasa cuando jugamos con fuego?
Es divertido, no nos pasará nada, pensamos todos. Pero el fuego quema, el fuego es peligroso.
Es tan fácil jugar con él, que cuando te quemas no sabes si pensar que era lo que tenía que pasar y que aprenderás la lección, o que la quemadura duele.

Quizás fue mi culpa, o la tuya, no sé...

Hay veces en nuestra vida que necesitamos una llama y pensé que quizás merecieses eso, ser una vela que me alumbre un poquito.


Cuando hay deseo, hay una llama. 
Cuando hay una llama, probablemente uno se acabe quemando.


Interpretemos los papeles de nuestra vida, delante de un público que observará minuciosamente nuestros actos, un público exigente. 

Será de valientes retirarse ahora. O no. No lo se. 




Where there is desire there is gonna be a flame. 
If there is a flame, someone is bound to get burned...

sábado, 24 de noviembre de 2012

M.




Me llaman loca, pero yo prefiero llamarlo

 "Curiosa manera de ver la vida"



viernes, 23 de noviembre de 2012

Feliz Navidad (Y ojalá que os traigan vuestra dosis de egoísmo anual)


Hoy he tenido una conversación bastante…¿Cómo llamarlo?...Ah, sí, curiosa.

Estamos en crisis, y esto es ya una realidad bastante evidente. Los ricos son más ricos, y los pobres…mucho más pobres. Se ha abierto un, llamémoslo, agujero negro entre estos dos grupos, diferenciados principalmente por su nivel adquisitivo. Y como se acerca la navidad, pues me he puesto a pensar en el egoísmo natural del ser humano.  
Esta Navidad, como la del año pasado, y la anterior y mucho tiempo atrás, esperamos que debajo de nuestro árbol aparezcan infinitos regalos (absurdos, la mayoría de las veces) Pero aún nos parecerán pocos y querremos ir corriendo a casa de nuestros tíos, primos, abuelos y demás familiares para multiplicar el número de regalos absurdos (Seguro que es porque nuestras estanterías están vacías y queremos que queden bonitas con chorradas varias, y no porque siempre queramos más que el vecino).
Hasta aquí espero no haberme equivocado mucho. El problema viene cuando, después de haber visitado a tus familiares, vuelves a tu casa, cargado de bolsas y deseando llenar esas estanterías vacías de tu habitación, y pasas por delante de alguien que no tiene que comer en ese día y que lo único que puede hacer es ir a hacer cola a un comedor social. Pero la mayoría ni nos damos cuenta, porque probablemente vayamos pensando en el pavo calentito que me habrá preparado la abuela, o en la comida tan rica que tenemos preparada en el restaurante.

¿Qué hay de esos niños que no tienen ni un solo regalo en día de Reyes? Pero lo más duro aún, ¿Qué hay de esos mismos niños que no tienen ni para comer? Probablemente dentro de poco se queden sin casa. Pero todo esto no lo vemos, porque, como decía Homer en la famosa serie Los Simpsons “Si no lo veo no es ilegal”, aunque yo lo cambiaría por un “Si no lo veo haré como que no pasa” y nos pasamos nuestra vida con una venda en los ojos.  
Ojalá hubiese más padres que concienciaran a sus hijos sobre la situación actual y les hiciesen entender la gravedad del asunto, en lugar de llenar las estanterías con más regalos.

Así que yo, este año, voy a pedirle a los reyes UNA sola cosa y además, un cheque simbólico del dinero que consideren ellos para repartirlo entre las diferentes asociaciones que se encargan de dar de comer y vestir a esas personas que, por cualquier circunstancia, no puedan permitírselo. Y si todos pusiésemos nuestro granito de arena podríamos crear una montaña.

La decisión es vuestra. Podéis seguir caminando con la venda en los ojos o quitárosla y ayudar.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Yo creo en las segundas oportunidades.


La reflexión de hoy es sobre esos animales de compañía que te ofrecen amor incondicional.

Mi amor por los animales viene de lejos. Cierto es que esos que tienen más de 4 patas me dan bastante repelús. En cambio, cualquier animal peludo llama mi atención.
Recuerdo cuando era pequeña y mi amiga Laura y yo corríamos a jugar con cualquier perro que apareciese por la calle. Nos acercábamos al dueño y preguntábamos: "¿Muerde?"
En fin, que soy una pesada y no llego a lo que quiero contaros...

Hace unas 3 semanas tomé una decisión que, sinceramente, me ha marcado. Ha marcado un antes y un después en mi vida. Si antes me gustaban los animales, ahora incluso más. Me ha hecho ser más fuerte. He aprendido muchas cosas y espero seguir aprendiendo. Hace tres semanas, como iba diciendo, me apunté como voluntaria en la protectora de animales de mi ciudad. Jamás me imaginé que cuidar de perros diera tanto trabajo, pero así es, y lo cierto es que no hay suficiente gente para tantos perros. Poco a poco me he ido aprendiendo algunos nombres y algunas historias horribles...
No puedo evitar que se me llenen los ojos de lágrimas al escribir esto, imaginando lo duro que habrá sido para algunos animales el hecho de haber sido abandonados, tirados en la calle, pasando frío, hambre y soledad.
Pocas cosas odio yo en este mundo, pero una cosa tengo clara y es que todo ese odio lo dirijo a esos "dueños", por llamarlos de alguna manera, que se cansan de sus animales y los largan de su casa. Esas personas merecen vivir con esa pena eternamente. Para mi, abandonar a tu mascota es casi tan grave como matarla.
Al contrario de lo que la gente cree, los perros que hay en la protectora no son nada agresivos, ni violentos, ni muerden. Son tranquilos, juguetones, amigables...son perros. A pesar de todo lo que han vivido, siguen allí, dispuestos a jugar cada vez que quieras, moviendo el rabo. Siguen allí, esperando una segunda oportunidad.
Si el mundo fuese justo, la mayoría de esos perros a los que paseo los domingos, deberían estar en una casa, con una familia. Pero todavía hay gente que prefiere comprar sus mascotas porque quieren que sean preciosos, altos y con tonterías varias. Creedme cuando os digo, que los perros más simpáticos son los que no tienen raza, pero tienen cuatro patas, pelo y rabo como todos los perros. Cariñosamente los llamo "lindos pulgosos" y creo que saqué esto de la película de "La Dama y el Vagabundo" de Disney. Y me baso en mi experiencia personal...


Hace un año, fuimos a un veterinario a llevar a mi ninfa papillera porque llevaba varios días sin cantar y estaba como triste. Una vez allí, vimos a 4 cachorros que dormían sobre periódicos mojados. Uno de esos cachorros levantó la cabeza, y al vernos a mi hermano y a mi, se levantó y fue corriendo al cristal para jugar. Tenía una mancha rosa en la nariz y jugaba a cogerse la cola mientras ladraba. En ese momento, algo en mi interior de dijo que esa perra tenía que venirse conmigo. Llamé a mi madre y vino a verla. No miento si digo que esa perra enamoraba a primera vista. La adoptamos y le pusimos de nombre Kira, que es el equivalente en ruso a Helena en griego, que significa "Luz". Un año después, ella es la única que salta corriendo cuando toco a la puerta para venir a saludarme, es la única que cuando me ve llorar, viene y se sienta a mi lado, es la única que, a su manera, me entiende. Y jamás, repito jamás sería capaz de abandonarla.








Yo creo en las segundas oportunidades, 
y esos perros se la merecen más que nadie.



domingo, 14 de octubre de 2012

Vamos, salta.

Allí estoy yo, 4 tiernos años, de pie en la mesa del salón. Mi padre me espera con los brazos abiertos y un "Vamos, salta, yo te cojo" Todavía dudo si saltar o no. Tengo miedo, pero mi papá está ahí, no dejará que me pase nada. Adelanto un pie y decidida doy un salto. Mi preocupación se convierte en carcajada y poco después en miedo, mientras veo que mi padre se aparta y, de repente, me siento sola, cayendo al vacío. Por suerte caigo en el sofá y lloro. Lentamente papá se da la vuelta y flojito me dice: ¿Ves? Para que no te fíes ni de tu propio padre.

Y así aprendí yo la dura lección de la vida.

miércoles, 6 de junio de 2012

.

Por todas esas veces que he querido correr, huir de los problemas. Por todos esos errores, tropiezos, que me hicieron daño, que me enseñaron lo que es el dolor. Por todas esas veces que me he sentado en el suelo y he llorado hasta que no quedaban más lágrimas en mi cuerpo. Por esas personas que me hicieron la vida imposible. Por esas veces que, rodeada de gente, me he sentido completamente sola, vacía, perdida...Así empezaría el primer capítulo del libro de mi vida. Y sí, tengo casi 20 años y podría llenar capítulos y capítulos de errores y tropiezos, de llantos y de tachones, porque ¿Qué es la vida si no  un libro por escribir? Nosotros mismos tenemos la pluma con la escribiremos nuestro paso por este mundo, y somos libres de tachar, borrar, cambiar o eliminar por completo cualquier capítulo que consideremos pasado, enterrarlo en lo más profundo de nuestro subconsciente y estar seguros de que jamás reaparecerá. Podemos arrancar las páginas que no nos gusten y romperlas en pedacitos, hasta que sea imposible volverlos a juntar, podemos lanzarlos al viento y que él mismo decida donde irán a parar. Del mismo modo podemos añadir más páginas, podemos escribir en páginas de acontecimientos ya pasados e intentar solucionarlos en el presente, aunque no siempre sea posible. Que jamás digan que no lo intentamos, que no escribimos hasta que la pluma se quedase sin tinta, que jamás nos acostamos tarde por escribir. Quizás no consigamos cambiar nada en sí, pero lo que si podemos cambiar son nuestros sentimientos hacia ese algo y dejar de recordarlo con dolor, si no como algo que disfrutamos y una parte importante de nuestra vida.
En resumen, nosotros somos los dueños de nuestro libro de páginas en blanco. Somos, de la misma manera, dueños de la pluma de tinta infinita que escribirá sobre esas páginas vacías. Jamás dejaré que nadie me robe la pluma y escriba por mí, porque este es mi libro y estos capítulos de mi vida los escribo yo. Y esto voy a hacer a partir de ahora, cada vez que mi día no sea de mi agrado, lo voy a escribir en una hoja que voy a arrugar, voy a romper y voy a lanzar al aire y voy a ver como se van volando todo lo que me ha hecho sufrir, todo lo que me ha hecho llorar. Para olvidar, primero hay que recordarlo todo.

domingo, 22 de abril de 2012

Lluvia.

La lluvia cuando cae arrastra con ella todo lo que encuentra a su paso. Es por eso que nos gusta tanto ver llover, porque nos despeja la mente, dejamos de pensar mientras contemplamos caer finas gotitas, como si fuesen lágrimas, que van a parar al suelo, juntándose con las demás y formando pequeñas corrientes de agua.
La lluvia puede parecer triste, sí, pero para mi nunca lo ha sido, pues de pequeña solía mirarla caer sentada en un sillón en casa de mi abuela, mientras ella hacía punto con la televisión de fondo.  Recuerdo cuando me contaba, antes de perder la vista, cómo le gustaba mirar por la ventana mientras llovía y cómo parecía que se parase el tiempo para ella.
Aunque aquel día era soleado, decidí abrir la ventana para dejar entrar una brisa veraniega.
— ¿Cariño, hueles eso? Susurró mi abuela, desde su sillón, con la mirada perdida.
—Lo siento abuela, no huelo nada.
—Huele a lluvia Contestó sonriendo.
Miré al cielo soleado y no pude evitar dejar correr una lágrima por mi mejilla. Efectivamente, esa tarde llovió, y mi abuela supo que aquella lluvia sería la última. .

martes, 21 de febrero de 2012

Kids

Todavía no se cómo llegué hasta aquella concurrida avenida. La gente de mi lado ni si quiera reparaba en mí, y a decir verdad, en aquel momento casi lo agradecí. Giré sobre mi misma un tanto confusa, mientras señores con chaqueta y maletín, señoras con tacones y bolsos, y niños gritando sin parar prácticamente me ignoraban. Curiosa sensación la mía en aquel momento, era como si de alguna manera eso ya hubiese pasado, cómo si hubiese vuelto a cometer esos errores que me condenaron un día, mucho tiempo atrás. Otra vez la calle y la soledad eran mis mejores amigas. 
Para mi, el hecho de ser invisible era un don, podía desaparecer cuando me diese la gana sin que nadie me echase en falta durante unas horas, y precisamente eso era lo que necesitaba, huir, huir del frenético ritmo de la cuidad que nos arrastra a todos, que nos obliga a controlar en tiempo como si viviésemos en una cuenta atrás constante. 
Últimamente todo lo que había intentado había acabado hecho añicos en el suelo, sin opción a ser reparado. 
Acompañada de mis pensamientos que se mezclaban unos con otros en lo más profundo de mi cabeza, intentaba coordinar mis pasos sin prestar atención si quiera hacia dónde me dirigía, hasta que una niña se chocó conmigo sin querer y de golpe toda aquella masa de pensamientos desaparecieron para centrarse en los grandes ojos marrones de esa inocente niña. "Lo siento" murmuró entre risas. No sabría decir si estaba avergonzada o si se reía despreocupadamente, como cualquier niño. Fijó su mirada en mis ojos esperando una respuesta que no pude articular. La niña, cansada de esperar corrió hasta donde se encontraban sus amigas y al segundo ya estaba de vuelta, con un caramelo en sus manos y un "Para ti, no estés triste, porque no merece la pena llorar por alguien que te ha hecho daño. Sea por lo que sea, no merece ni tus lágrimas" en sus labios.
Jamás supe que o cómo contestar a aquella niña que me había dado una lección de madurez con apenas 8 años. 

miércoles, 25 de enero de 2012

Wario Land 3.

Cuando tenía 7 años me compré un juego, un juego del que nunca había oído hablar, comprensible debido a mi corta edad. Nada más llegar a mi casa enchufé la Game Boy Color azul y amarilla de Pokémon, con un Pikachu en un lado…¡Me encantaba! y atontada por mi nuevo juego me pasaba horas y horas frente a la pequeñísima pantalla en la que, si querías ver algo, tenías que colocarte bajo una lámpara…
Poco a poco fui pasándome el juego, hasta que llegué a un mundo en el que me era imposible resolver nada, y me di por vencido.
Puntualmente cogía el juego y me lo intentaba pasar sin éxito ninguno. Hasta que por fin HOY lo he conseguido, he llegado al último mundo, y he matado al malo final…
Hace un mes o dos, no recuerdo bien, me acordé de aquel juego y cai en la cuenta de que era una “burla” del Super Mario, por eso se llamaba Wario…
También me di cuenta de todos los avances que tenemos hoy en día, de la gran cantidad de variedad en cuanto a juegos se refiere. Hay de todos los colores, de todas las edades y para todos…Y aún así, los niños de hoy en día no son felices…
Y agradezco haber nacido en la época en la que nací y me crié, una época en la que se apreciaba lo que se tenía, porque no había más. Una época en la que tu juego y tu consola eran tu tesoro más preciado, no como hoy, que es simplemente un utensilio para que tu niño se calle un rato. Una época en la que si tenías los 150 pokémon, eras el puto amo