miércoles, 5 de enero de 2011

:)

Todos, sin excepción posible, nacemos con una fecha de caducidad, como los yogures. Esa fecha es la que limita nuestras acciones. El problema es que, a diferencia de los yogures, nunca sabremos cuando caducaremos. Nos pasamos toda nuestra vida pensando en nuestra fecha de caducidad, sin darnos cuenta de que los que realmente importan son los días que pasas pensando en ese último. Cuando era pequeña solía pensar que, pese a lo que todo el mundo decía, nuestro futuro no está escrito, somos nosotros quién, con nuestros actos y decisiones, lo escribimos. La visión de un futuro es imposible, puesto que  que una acción llevada a cabo en el presente condiciona el futuro. Puedes equivocarte, y gracias a esos fallos, el futuro cambia y nunca podemos estar seguros de lo que sucederá. Por todo eso, siempre he pensado que no importan nuestros errores, porque quizás nos ayuden a mejorar en un futuro no muy lejano. Y siempre tengo que recordarme a mí misma que la vida son dos días, que cuando te quieras dar cuenta tu tiempo se acabó y no queda más que lamentarse. Hasta ese día, no te lamentes de algo que sucedió, porque gracias a eso aprendiste una valiosa lección. Por todo esto, solo me queda decir: Vive como si fuese tu último día en la tierra, ya que lo desconoces...Porque ese día puede ser mañana. Ríe y que todo el mundo te vea feliz, no tengas miedo. Y por último, pero no menos importante, Ama, ama como si nunca nadie te haya hecho daño, porque tu príncipe azul está a la vuelta de la esquina, así que, sigue caminando, hasta el final de tus días, con una hermosa sonrisa en tu rostro.

No hay comentarios: